Comercio exterior: De paciencias, arboles y bosques

31 de enero 2024

Más allá de leyes ómnibus, megadecretos y posteriores rencillas varias y delicias del anecdotario político; cierta confusión propia del momento sigue estando en la operativa diaria del comercio exterior argentino.

Esto en principio, con cierta decepción de aquellos que pensaban que “el equipo” del gobierno ya estaba preparado mucho tiempo antes para encarar la nueva y “titánica” administración. Así se ve que aún faltan muchas piezas que llenar y la dinámica del cambio de pesonajes y funcionarios puede ser habitual.

Eso se vive en el nuevo contexto, donde frente a las medidas de desburocratización del comercio exterior, tan bien recibidas; la consecuencia “en la cancha” se hace más compleja, porque todavía no hay gente que en ciertos casos, haga cumplir esas directivas o el personal está sobrepasado de trabajo o no acostumbrado a la nueva dinámica. Así pasa, por caso, con el cuarto piso de la secretaria de Comercio, que sigue teniendo un papel importante en los procesos y resoluciones de ciertos trámites. Por ejemplo, allí es donde se deben llevar documentación para registrar y aprobar cierto papeleo de costumbre para las importaciones. Pero lamentablemente se convirtió en uno de los ejes de las trabas de la última etapa de la gestión anterior. Un ejemplo, es el caso de las certificaciones técnicas, trámite que pasó en los últimos años de ser automático como registro a llegar a demorar ocho meses y así convertirse en una paraarancelaria importante, no exenta de discrecionalidades, según dice algún operador mal pensado. Esto, más allá de los esfuerzos del nuevo secretario de Comercio que ya tiene su experiencia de desburocratización con la gestión Macri.

Se espera que este tipo de situaciones se resuelva en el corto plazo. Pero las empresas siguen esperando y dudando en un contexto de alicaídos volúmenes.

En la macro, aquello de que cada candidato que asume toma el comercio exterior como bandera para “sacar al país adelante”, de pronto queda trunco por las “prioridades” recaudatorias. O habría que pensar que esa prioridad es sólo una frase hecha?.

Así las entidades vinculadas a la producción y al comercio exterior quedan a mitad de camino entre un apoyo por el nuevo modelo y ser reticentes ante el palazo de las retenciones. Precisamente retenciones que además no vuelven a las provincias productoras que se ven desfinanciadas. Esas retenciones, tradicionalmente, no se destinan tampoco a mejorar la infraestructura para hacer más eficiente la logística productiva.

Las últimas novedades muestran que el tema del alza de las retenciones a economías regionales con valor agregado fue para atrás. Hay que esperar un nuevo paquete impositivo.Como dicen algunos, nuevamente en el comienzo de una gestión se corre el riesgo de tapar el bosque entre la discusión anecdótica, con algunos árboles. Esto además con el funcionamiento a full de los lobbys que quieren mantener su posición, - en algunos casos generando efectos nocivos- pero siendo un ejercicio lógico en cualquier otro país. El tema es cómo gestionarlos.

Esta discusión también tapa la necesaria definición sobre cómo encarar las negociaciones internacionales tan necesarias si lo que se quiere es exportar más y mejor, y a la vez importar más – y que no suceda que de tanto en tanto declaramos un default a nuestros proveedoresnpara ser el país que algún día dicen que fue la Argentina.

Por ejemplo, definir qué Mercosur se quiere, - bien el último acuerdo con Singapur – si se cierra o no el acuerdo con la UE, - insólitamente, la región estaría mucho mejor preparada para enfrentar la “agenda verde” que Europa-; qué pasará con la OMC – la próxima reunión de fin de febrero puede dar novedades importantes si es que quiere sobrevivir- y un punto clave del que pocos hablan: cómo se fortalece la ALADI para concientizar acerca de que es el camino que existe como mecanismo de libre comercio en Latinoamérica, y que se debe utilizar más para que haya mayor intercambio en la región. Esto exige también, que cada país conozca las posibilidades que brinda el acuerdo de Montevideo y que piense en serio – y no sólo en palabras- que es buen negocio comerciar con un colega regional y no siempre mirar a China, EE.UU. o Europa – o ahora a las jeques árabes-. Sudamérica, como dicen desde Brasil, por ejemplo, ya podría estar integrada totalmente si se utiliza a pleno la ALADI.

Para ello también, se necesita una mejor diplomacia, y mesura, más que basarse en declaraciones altisonantes de algunos presidentes de la región. Para ganar mercados, se necesita mucho trabajo y la mejor gente calificada para negociar. Claro que, en un mundo más complejo, la diplomacia y la coherencia parece no ser un valor muy respetado.

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