La utopía de pensar un Mercosur avanzado más allá de la ideología de sus gobiernos en cada coyuntura

Una nueva Cumbre del Mercosur, en medio de especulaciones varias sobre el impacto de la ausencia del presidente argentino en Asunción, que prefirió un grotesco – por llamarlo de alguna manera- encuentro en las playas del sur de Brasil con las huestes de Bolsonaro -; las evidentes diferencias ideológicas que pesan para fijar el rumbo que debe tomar el bloque – basta escuchar las exposiciones de Lula (importancia del Estado como promotor e inductor del desarrollo y no volver a tomar las recetas ultraliberales que llevaron a la pobreza a la región) y Mondino (con el discurso libertario de Venegas Lynch)–, diferencias que se dan especialmente desde la llegada de gobiernos supuestamente progresistas que parecen conservadores en unos países, con liberales que también parecen conservadores en otros. Así se ve un proceso que a diferencia de la UE le falta un ancla que le de continuidad al bloque, más allá de las espantosas que suelen ser las opciones que, de tanto en tanto, tienen los pueblos para elegir a quien los gobierne.

Si bien el acuerdo europeo en parte tuvo el ancla en terminar con disputas internas – luego de las dos grandes guerras más espantosas en la historia de la humanidad-, las divergencias sobre el rumbo europeo tiene de tanto en tanto, sus simbronazos. El éxito de incorporar economías atrasadas como España o Portugal en su momento y llevarlas a otro nivel, se vio conmovida con las crisis financieras, que pegaron especialmente en Grecia e Italia, donde se llegó a poner en duda la continuidad del bloque. En su momento y hasta hace poco aparecía el ancla de los países del norte como Alemania o Francia. Pero ahora ni siquiera eso parece estar claro ahora. En el Mercosur mientras tanto, ese ancla puede estar en la relación Argentina-Brasil forjado con el acuerdo Alfonsín-Sarney; apuntando primero a frenar la hipótesis de conflicto histórica. Pero en este siglo todo fue perdiendo sentido en la medida de que siguieron los relatos y pocos hechos que hagan crecer el comercio y el bienestar de la gente, más entre hacer la plancha y dejar pasar oportunidades enormes. Así hoy, respecto a aquél potencial, podría ser comparar la Biblia con el Calefón. Pero siempre hay espacio para subirse al vagón mientras el tren circule. No hay que incendiar la estación ni las vías...

Qué se dijo.....en un Mercosur entre el aggiornamiento, el statu quo y el retroceso...

Durante la Cumbre de presidentes del Mercusor, donde la Argentina tuvo a su Canciller, - no es la primera vez que falta al encuentro un primer mandatario del bloque- en primer lugar la ministra argentina, Diana Mondino lamentó que en el encuentro no se haya llegado al consenso final conjunto para un proyecto de comunidad conjunto de estados partes y estados asociados.

"Este es un foro de consulta donde damos nuestras opiniones e intercambiamos puntos de vista, y eso tiene que ser positivo y es un signo de madurez. Espero que alcancemos esa madurez. Sabemos que estamos en un mundo convulsionado, pero hay 300 acuerdos de libre comercio o de esquemas preferenciales, este tipo de desafíos los podemos desarrollar dentro de las ideas de la libertad”, comenzó Mondino donde “regionalizó” el lema preferido del presidente Milei que viene de su modelo libertario, Alberto Venegas Lynch, añadiendo que la libre empresa es la mejor herramienta contra la pobreza y el hambre, el mismo objetivo del próximo G20.

Así hay que afrontar desafíos para que el Mercosur deje las etapas dedicadas al gerenciamiento o la administración del bloque reduciendo regulaciones internas y frente al mundo. Allí aporto su diagnóstico sobre la situación del Mercosur que, dijo, “se encerró en sí mismo, estableciendo barreras frente a otros mercados, situación que lamentablemente terminó afectando nuestras propias exportaciones”. Reconoció lo dicho por Lula sobre que el Mercosur permitió que el comercio de la región creciera 10 veces a U$40 mil millones, “pero cuánto más se podría haber crecido... Pasamos de creación a desvío de comercio, tenemos una unión aduanera bastante imperfecta; cómo podemos ser un mercado común integrado al resto del mundo sino lo somos entre nosotros mismos?. Con el tiempo el Mercosur dejó de ser una válvula de las propias inestabilidades a ser un corset, magnificando los problemas domésticos. Para cambiar esto, hace falta perseverancia y plasticidad”, argumentó. Al mismo tiempo reconoció que hasta ahora Argentina no tenía autoridad moral para criticar un Mercosur cerrado en la medida que el país se cerró con un sistema dañino complejo de control, “una deuda moral en la que estamos trabajando para revertir, creemos que podemos dejar de ser un lastre para el Mercosur y contribuir a su crecimiento”, explicó. En ese sentido, destacó la política económica y financiera de su gobierno y prometió revertir los atrasos en las deudas con Paraguay y Bolivia, advirtiendo que con tantos problemas heredados en esta materia, resulta difícil abrirse al mundo, “pero queremos terminar con las barreras arancelarias y para arancelarias. Pronto estaremos alineados y preparados para crecer con el Mercosur, donde también hay que eliminar las barreras intrazona, lo que nos permitirá tener un mayor flujo de comercio”, dijo y volvió a aseverar las palabras de Lula en ese sentido, en cuanto a que no existe contradicción entre comercio intramercosur y con el resto del mundo. “Pero primero debemos desmantelar barreras entre nosotros, por ejemplo, promoviendo un mayor intercambio de recursos en energía que ya estamos haciendo. Un país no puede ser un obstáculo para el desarrollo de los otros”, añadió. También destacó la necesidad de trabajar más en la integración fronteriza, para reducir costos logísticos. Habló de la política del gobierno en materia de cielos abiertos, y en cambios que se vienen en la reglamentación y la apertura de inversiones para el transporte marítimo y fluvial, así como para un mejor ambiente para emprendedores y para aprovechar sus oportunidades, introduciendo avances tecnológicos. “Si hablamos de futuro tenemos que integrarnos con ciertos procesos tecnológicos y armonizar normativas y analizar restricciones para tener una plataforma más ágil para el bloque”, dijo.

Por otro lado, señaló la necesidad de homologar distintas formas de trabajar en conjunto contra los delitos y crímenes globales.

Puntualmente, agregó que un nuevo Mercosur implica un aggiornamiento en tres modos; institucional, financiero y de inserción al mundo. En lo primero, una adaptación en el proceso de toma de decisiones, que hoy tiene múltiples órganos involucrados. En lo financiero, un uso racional de los recursos de los estados parte con una reforma integral de la estructura institucional, por ejemplo, sobre quien decide, el qué y el cómo se gasta, con decisiones colegiadas y auditadas. Finamente las relaciones exteriores del Mercosur que apuntan a la paz, al comercio y en definitiva a la prosperidad de la gente, “no hay prosperidad sin comercio libre y sin comercio libre no hay paz”, dijo y agregó que el bloque debe ser un instrumento de acceso a los grandes mercados, aunque por decisiones tomadas hasta ahora no alcanzamos las corrientes más dinámicas del comercio del mundo. “Hay muchos países para trabajar, incluso que se han acercado al bloque, desde EFTA, Singapur, Japón, Malasia, Indonesia, Emiratos. Proponemos el cambio hacia una forma novedosa de negociación, con un sistema más rápido”, agregó. En ese sentido advirtió que a veces cuando lo hacen todos los países juntos se hace un proceso lento y pidió dejar de lado el esquema de no poder avanzar en nuevas negociaciones hasta que no se termine una. “Convirtamos al Mercosur en voraz y con esteroides; este período de 30 años, donde no se avanzó mucho tiene que terminar, no llevemos nuestras contradicciones al otro y apuntemos a que sea beneficioso y equitativo para todas las partes. Si flexibilizamos, podemos ir más rápido. Dejemos de ser un Mercosur, miedoso, protegido y anquilosado, generemos una agenda para combatir la pobreza generando riqueza con un mercado más flexible y moderno”, añadió.

Respecto al acuerdo con la UE, más como un deseo que como una posibilidad real, dijo que quizá haya buenas novedades en la próxima reunión del G20 y esperó que la “agenda verde” no sea reemplazada por una de nacionalismos.

Lula

El Mercosur es resiliente y ha sobrevivido a los años de desintegración. La diversidad de opiniones sin extremismos ni intolerancias es bienvenido. El Mercosur es la gran apuesta para la integración internacional y el desarrollo de Brasil. Estos fueron algunos conceptos de la exposición del Lula en el encuentro de Asunción. El presidente brasileño comenzó apuntando a temas ideológicos dentro del bloque: “los buenos economistas saben que el libre mercado no es una panacea de la humanidad, los que conocen la historia de América Latina reconocen el valor del Estado como planificador e inductor del desarrollo”, dijo, al mismo tiempo que reconoció que “no hay que recurrir a nacionalismos arcaicos y aislacionistas, ni revivir experimentos ultraliberales que sólo han exacerbado las desigualdades en nuestra región”. Asimismo, señaló que en los años que asiste a las reuniones de presidentes del Mercosur, “nunca antes nos habíamos enfrentado a tantos desafíos sea a nivel mundial o regional. Hemos permitido que conflictos y disputas a menudo ajenos a nuestra región, primaran frente a la voluntad de paz y cooperación. La región está valcanizada y dividida en un contexto mayor geoestratégico donde la cuestión es saber si nuestros países quieren integrarse al mundo unidos o separados”, explicó y en ese sentido Lula no ve ninguna contradicción entre participar en la economía internacional y la integración regional. Dijo que el Mercosur sigue siendo para Brasil, la plataforma internacional que tiene su apoyo inquebrantable. “Este es un proyecto ambicioso donde el comercio en la región se multiplicó diez veces. Debemos pensar en grande como nuestros predecesores lo hicieron aquí mismo hace 33 años. Al Mercosur no hay que achicarlo con propuestas sencillas que lo debiliten institucionalmente. Nuestros esfuerzos por la modernización, deben apuntar en otro sentido”, añadió. Hablando más cerca de su sueño de líder de Sudamérica, - Brasil si lo es como país- como en los tiempos de la frustrada UNASUR que tanto impulso tuvo a partir de la hoy lamentable “anticumbre” de principios de siglo, que entre otras cosas, tiró abajo el acuerdo de libre comercio de las Américas-; Lula expuso un discurso menos moderado que el que tiene hacia adentro, continuando con el “relato” político; relato similar al argentino de los últimos años que cambió en  el Río de la Plata a partir de la asunción del nuevo gobierno. Esto marca, de alguna manera, la historia Latinoamericana de marchas y contramarchas que en perspectiva suena a frustración, en la medida que se generan procesos que nacen para destruir a otro y así sucesivamente.

Precisamente respecto al “nuevo Mercosur”, o el aggiornamiento que en su momento lanzó el presidente uruguayo Lacalle Pou y ahora replicaron Mondino y Peña; Lula señaló: “Un pseudo aggioramiento del Mercosur que lo aleje de sus bases sociales nos debilita. Borrar la palabra “genero” de los documentos agrava la violencia contra mujeres y niñas”. Por ejemplo, dijo que para superar flagelos como éste es importante contar con un Instituto social y de Derechos Humanos en el bloque fuerte y con recursos, además de la necesidad de fortalecer el Parlasur que aportará mucho a la internalización de las normas – aunque hasta ahora, entre otras cosas sirve como aguantadero de políticos y amigos que quedan fuera de la lista a la hora de las elecciones de los parlamentos nacionales-. Resaltó que estas cumbres no son solo para exponer sino para escuchar, y para eso está la Cumbre Social que es clave para saber lo qué pasa desde lo que dicen las ONG y otros grupos...

Puso en agenda el tema de la crisis climática con un escenario catastrófico en la región, y donde cree que es líder regional tanto en esta materia como en los foros de lucha contra el hambre, donde señaló los fuertesretrocesos de los últimos años. Con sequías enormes, - a Brasil y Uruguay también le pegaron inundaciones inéditas- pidió que haya mayor compromiso del bloque teniendo en cuenta que “somos el continente con mayores reservas de selva tropical y agua dulce”.

Por otro lado, señaló dos sectores en la agenda donde para Brasil se debe avanzar más, como la inclusión del sector automotriz, y el azucarero y sus biocombustibles. “Se debe trabajar en una integración profunda basada en mano de obra calificada y producción de ciencia, tecnología e innovación para generar empleo e ingresos. Somos ricos en recursos, con energía limpia y barata, tenemos todo lo necesario para ser parte del importante eslabón en la cadena de semiconductores, baterías y paneles solares”, expresó. Allí entiende la necesidad de una alianza de productores de minerales críticos – cosa en la que no hay criterios coincidentes en los países dado el distinto concepto que se tiene sobre el desarrollo del litio, por ejemplo- para que los recursos de su transformación queden en la región. Además, señaló que se debe trabajar en la gobernanza de datos regional como elemento vital para la soberanía; y sobre la inteligencia artificial, habilitar a la región para gestionar y almacenar datos como insumo fundamental para el desarrollo tecnológico y la digitalización industrial regional.

“Debemos avanzar en la actualización de una agenda comercio exterior ambiciosa”, dijo y allí mencionó los últimos logros con los acuerdos con Singapur – el primero con Asia, lo que marca el atraso del bloque en la materia-, y las negociaciones con EAU. “No hemos concluido el acuerdo con la UE porque ellos no han podido solucionar contradicciones internas”, subrayó. Destacó el acuerdo del bloque con Palestina, que tiene la única ratificación de Brasil, y como lo viene haciendo desde el inicio del conflicto en Medio Oriente, apoyó decididamente a Hamas, como víctima de lo que llamó “una guerra disparatada”. Además espera que se pueda profundizar el diálogo sobre una acuerdo con China, perfeccionar los pagos del comercio de la región en moneda local, y en ese sentido, armonizar los procedimientos de los bancos centrales, lo que reducirá costos y beneficiará a las pymes. Asimismo destacó el papel del FOCEM, instrumento clave para reducir disparidades y asimetrías, pero hay que utilizar más su potencial – en ese sentido Brasil se ha puesto al día con su aporte; tiene 8 iniciativas, que involucran U$70 millones con proyectos para los más necesitados-. Evidentemente, por los valores que se manejan, los montos son muy bajos comparados a las multimillonarias inversiones que se dan en ese país en infraestructura.

Peña

En el caso del presidente de Paraguay, Santiago Peña, recordó que desde su asunción al cargo, el apoyo al Mercosur ha sido un objetivo total, y también la necesidad de inflexible perseverancia y plasticidad. Reconoció sin embargo que no ha sido fácil avanzar por las diferencias de los gobiernos en materia ideológica; pero advirtió que el pluralismo no es debilidad. “El proceso de integración debe estar por encima. Poniendo el foco en los temas que nos unen, tenemos mucho que ganar”, dijo.

Así al igual que sus colegas, destacó la adhesión del Mercosur para que Bolivia sea estado parte. Algo que según Lula es clave, -aunque quizá no sea más que para la integración energética, dada la política que sigue el país-.Peña destacó también la participación durante el encuentro del presidente panameño y un acuerdo posible con este país que puede ser un elemento de punta de lanza para la integración del Mercosur con Centroamérica, con un comercio tan escaso. Además, el mandatario puntualizó la necesidad de un mayor esfuerzo común para la lucha contra el crimen organizado transnacional – que tanto sufre Paraguay-.

En cuanto a lo interno, señaló que hace falta un reajuste con mecanismos más eficientes, modernos y más adecuados a las necesidades. Por ejemplo, frente al nuevo reto: la IA y desinformación en un mundo digital. “Hay que relevar la mayor cantidad de elementos para diseñar el Mercosur del mañana, y allí la conectividad física y digital eficiente y segura es fundamental para poder llevar nuestros productos a los mercados. El desafío real es alimentar al mundo y satisfacer esta demanda y la región tiene la capacidad para dar respuesta a este desafío”, añadió. Para ello, se necesitan mejorar carreteras, puentes, sistemas multimodales, puertos, fortaleciendo el comercio de la región con el mundo e internamente, lo que obliga a buscar soluciones, agregó. En ese sentido, destacó por un lado como una obra fundamental y que es política de estado, el corredor bioceánico; además, la navegación fluvial y la mejor utilización de los recursos naturales compartidos. “La hidrovía, es un corredor fluvial eje de nuestra integración, y así mejorar la navegabilidad, la infraestructura y los puertos para un flujo continuo y seguro, solo posible, mediante un esfuerzo coordinado y participativo”, puntualizó y allí también la integración energética es fundamental y para Paraguay es prioridad promover proyectos de integración eléctrica. Asimismo, Peña señaló la fuerte expectativa puesta en la ejecución de la segunda etapa del FOCEM.

Por otro lado, señaló la necesidad de más acuerdos comerciales, como con el sudeste asiático, medio oriente, y nuevos países, siempre actuando como bloque. Reconoció que Paraguay ha sido crítico con el desarrollo comercial del Mercosur, pero sabe de su enorme potencial, “no podemos aceptar que las diferencias nos separen en la integración, no hay otro camino. Los problemas del Mercosur se resuelven con más Mercosur”, cerró.

Lacalle Pou

El presidente uruguayo, señaló que en estos años Uruguay tuvo más logros en la relación bilateral que en en el marco del Mercosur, por ejemplo con tres proyectos de infraestructura en conjunto con Brasil, asimismo, el que Argentina haya aprobado luego de 20 años que Uruguay pueda llevar a 14 metros el canal de acceso al puerto de Montevideo y las conversaciones con Paraguay para que a través del Uruguay pueda cumplir su sueño de ser su salida al mar. Añadió que en la balanza comercial de Uruguay, el Mercosur participa 30% en exportaciones y casi 40% en importaciones, -siendo Brasil junto a China su principal socio- y un intercambio parejo con los socios del bloque – salvo con Argentina donde está 3 a 1 abajo-. Pero mucho se comercia fuera de la región.

Señaló el golpe que significó la marcha atrás de Macron respecto al acuerdo con la UE. “Nosotros estamos más preparados para avanzar que la UE en un acuerdo. La ideología esta perjudicando la firma del acuerdo”, añadió.

Reafirmó lo dicho por el presidente de Paraguay que pidió avanzar en acuerdos con varios de los países que “hacen fila” de alguna manera, como Emiratos, República Dominicana o Panamá. “Desde China a Dominicana, pasando por Emiratos hay que abrirse al mundo”, dijo. Aggiornamiento y actualización, avanzar conjuntamente y retomar el mecanismo de dialogo con China es muy positivo, añadió. Precisamente, el planteo de Uruguay de avanzar bilateralmente con China, que lleva mucho tiempo y que no tuvo resultados – muchos analistas dicen que China no va a jugar la relación con el Mercosur por un acuerdo bilateral con Uruguay- “tiene que ver con que necesitamos avanzar en el flujo comercial, o al menos déjennos arrancar en distintas velocidades”, dijo. Así se mostró satisfecho que Brasil exprese la posibilidad de abrirse. “Pero no solo importa el mensaje sino el mensajero, si el Mercosur es tan importante aquí en Asunción debieran estar todos los presidentes. En el Mercosur, la regla es acercarnos”, dijo. Finalmente señaló el ejemplo de que la región le exporta más de U$1000 millones de software a EE.UU.. “Saquémonos esa mochila que nos pesa para alinearnos al resto del mundo, no es algo que necesitamos por obligación; es una oportunidad para crecer”, finalizó.