El Mercosur como un potencial riesgo competitivo para Europa

Escribe: Ing. Carlos Restaino

16 de febrero 2024

Luego de más de veinte años de reuniones, presentaciones, análisis, viajes, y una indeterminada cantidad de funcionarios oficiales y representantes del sector privado envueltos en el tema de las negociaciones entre los dos bloques (1), surge un comentario válido, de un representante del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), que ofrece una visión bastante alejada de los vaivenes y conflictos generados dentro de este relevante espacio de negociación internacional.

Al releerlo varias veces, nos formulamos una pregunta bastante obvia: qué ha pasado con las discusiones entre funcionarios de todo nivel en este largo período, en los cuales se enfrentaban posiciones respecto a listas de productos, “canastas” de preferencias, plazos diferenciados de desgravación para productos de acuerdo a su “sensibilidad” y otros conceptos que eran prioritarios en cada oportunidad acordar, ¿para dar continuidad a las negociaciones?.

Resulta difícil ubicar tratamientos y opiniones sobre el clima y el medio ambiente, anteriores a la implementación del Pacto Verde en la UE o a la desforestación en Brasil, hasta los años anteriores a la irrupción del COVID y sus consecuencias conocidas (2) , aunque ya en el 2019 se conoció el contenido y objetivos de la UE respecto al clima y a la sustentabilidad.

Ahora nos informamos (3) que el presidente francés, Emmanuel Macron, insistió ante la Comisión Europea en que es imposible concluir las negociaciones de un acuerdo comercial con el bloque sudamericano y entiende que la UE ha puesto fin a las conversaciones, en base a que los agricultores (en Francia, en particular), se han opuesto a las conversaciones en curso sobre un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, que permitiría importaciones de alimentos baratos que no cumplen con las estrictas normas del bloque.

En base a ello, la UE consideró que era imposible llegar a un acuerdo en este contexto y que las conversaciones de la UE con el Mercosur deberían detenerse. Así, ordena a sus negociadores finalizar la negociación en curso, cancelando incluso la visita del vicepresidente de la Comisión prevista para su conclusión.

Dónde quedarían entonces las posiciones respecto, por ejemplo, a los productos derivados de la carne, las más que profundas investigaciones sobre la trazabilidad de la alimentación del ganado en Argentina y otras cuestiones que insumieron no sólo presupuestos y tiempos de investigaciones y análisis, sino explicaciones técnicas de todo nivel entre funcionarios y representantes de sectores privados de ambos bloques. Y desde ya, los comentarios acerca de lo cercano que se estaba en concluir con las negociaciones y avanzar en la firma de un supuesto acuerdo (4).

A pesar de que las disposiciones ambientales fueron una importante piedra en el camino del acuerdo MCS-UE, lo cierto es que el bloque sudamericano ya tiene una gran capacidad de producción en términos de la industria verde. Y este habría sido el verdadero inconveniente para el cierre de las negociaciones (5).

En un artículo publicado en la página oficial de la CAF, aunque lo postulado no corresponde a la postura del organismo, sino a la del autor, Jorge Arbache -vicepresidente del Sector Privado en CAF- señaló que los intereses agrícolas e industriales de Europa y de Francia, particularmente, pesaron más al momento de poner todo en la balanza. “Las explicaciones pasan, al menos en parte, por las propias normativas ambientales de la UE y las ventajas comparativas y competitivas de los países del MCS”, consideró el profesor de Economía.

“Uruguay y Paraguay tienen matrices eléctricas prácticamente 100% verdes, mientras que la de Brasil es 85% verde, niveles mucho más altos que los de la UE, que es del 39%”, comenzó exponiendo, dando cuenta del punto de partida del malestar en algunos sectores europeos. Esto se debe a que las capacidades sudamericanas hacen a la región muy atractiva en términos de powershoring; es decir, la estrategia a través de la cual las empresas se ubican geográficamente en función de la disponibilidad de energía verde, segura, barata y abundante que permite reducir costos y cumplir con parámetros ambientales más amplios. La alta capacidad de producción de hidrógeno verde —basta con ver el interés de la UE en Uruguay respecto de esta materia—, junto con la disponibilidad de grandes reservas de muchos de los minerales críticos más importantes para la nueva economía —litio, níquel y silicio, entre otros— y, sobre todo, de agua dulce y de un inmenso potencial para la bioeconomía, hacen del Mercosur un competidor peligroso en la participación y expansión del mercado de carbono que Europa quiere liderar a toda costa —y en el que no tiene las mismas condiciones, tal como señala Arbache.

A esto se le suma, además, la producción de biocombustibles, un producto clave en un contexto geopolítico donde el petróleo es un bien cada vez más escaso en términos de producción y disponibilidad.

“Con este conjunto único de atributos, el Mercosur puede producir bienes industriales con muchas menos emisiones que Europa y con un tiempo de llegada al mercado y una estructura de costos sin igual. En cuanto a la agricultura, puede expandir significativamente la producción al mismo tiempo que avanza en tecnologías sostenibles y regenerativas, el uso de tierras degradadas y otras técnicas amigables con el medio ambiente”, apuntó el vicepresidente de la CAF, y señaló que el powershoring ya está atrayendo inversiones a la región.

Entiende, que el Mercosur puede acelerar la descarbonización de las cadenas de valor europeas, pero en el viejo continente hay temor de los efectos en el corto plazo, que llevan al proteccionismo y a la “discriminación” que derivan en el bloqueo a más y mejores acuerdos interbloque.

“Todo esto ya está generando barreras arancelarias y no arancelarias, así como desviaciones comerciales e inversiones preocupantes para América Latina y otras regiones en desarrollo. Todo indica que el colapso del acuerdo entre el MCS y la UE sería parte de este mismo movimiento”, concluyó el economista. En cuanto a las acciones políticas en el sector interno del boque europeo, una fuente de la presidencia francesa llegó a afirmar que la UE había dado instrucciones a sus negociadores de interrumpir las reuniones de Brasil (6).

Para la eurodiputada socialista española, Mónica González, (nacida en Argentina y profunda conocedora del MCS), será imposible cerrar el acuerdo en la actual legislatura del Parlamento Europeo. En su opinión la UE es "quien más tiene para perder", porque precisa de los productos que los países del Mercosur ofrecen.

"Yo creo que desde la cooperación para el desarrollo hay herramientas para salvar todo lo negociado hasta ahora", agregó. Además, el presidente Macron continúa afirmando (últimamente en Suecia) que su gobierno se opone al acuerdo a causa de "reglas que no son homogéneas con las nuestras". Se entiende que tanto las de la eurodiputada González como las del Presidente Macron son opiniones compartidas por varios de sus colegas, y mantienen a la fecha, una especie de “final abierto”. Ello ha conformado una especie de inesperada situación en la que resulta imposible predecir su final, debido a la cantidad de opiniones, posiciones y expectativas creadas. Solo esperemos, sin ansiedad y sin expectativas que, a juzgar por los hechos, deberían ser extremadamente limitadas.

Sin el Mercosur, la UE se arriesga a dejar libre a China en Sudamérica

Respecto a este tema nos encontramos con opiniones de la investigadora del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), Marie Krpata, coautora de un informe sobre el llamado “impasse” de las negociaciones (o lo que conoce de las mismas) del acuerdo UE-Mercosur.

Este acuerdo ha sido bandera de la reciente protesta de los agricultores franceses, que denunciaron competencia desleal por parte de los sudamericanos, pero sin tener en cuenta que, si cierran la puerta a este acuerdo, según opiniones de especialistas, el camino quedará expedito para China.La crisis agrícola europea, especialmente destacada en Francia, ha tenido como objetivo denunciar acuerdos de libre comercio con bloques económicos, pero con el Mercosur, que aún está activo en negociación, ha sido la más paradigmática.

Son varias las capitales europeas, encabezadas por París, que han retomado el argumento de los agricultores y han acusado a estos países de " competencia desleal " por la ausencia de normas equivalentes (o más laxas en América del Sur y más estrictas en Europa), especialmente medioambientales. Pero sin dejar explicitado qué impactos tendría para el bloque europeo y sudamericano, si finalmente no se firma un acuerdo que vienes negociándose desde hace más de 20 años.

Entre otros, existiría un aumento del peso económico relativo de China en detrimento de la UE en una región rica en materias primas y materiales necesarios para la transición ecológica (7). Para Krpata, defender el acuerdo con el Mercosur es vital para evitar reforzar aún más la posición comercial de Pekín, que actualmente representa ya el 25% del total de exportaciones de los cuatro países sudamericanos, frente al 14% de la UE (8).

El investigador recuerda que en 2015 Pekín anunció inversiones en América Latina por valor de u$s 250.000 millones hasta 2025, cifra muy superior a la anunciada por la Comisión Europea (CE), estimada en 45.000 millones de euros (9).

Mientras Francia encabeza el grupo de países europeos (con Países Bajos, Irlanda o Austria) que se oponen al actual acuerdo, argumentando que Mercosur no ofrece garantías medioambientales, Alemania se ha convertido, desde la guerra de Ucrania, en uno de los principales defensores del pacto bajo el objetivo de depender menos de Rusia y China (10).

Vinos y quesos franceses, beneficiados por el pacto

En estas semanas, han habido muy pocas voces en Francia a favor de un acuerdo y la diputada macronista Éléonore Caroit, elegida por los votantes franceses en América Latina, ha sido una de ellas. En su opinión, la protección de las denominaciones de origen y la eliminación de los derechos de aduana serían positivas para sectores importantes de la producción francesa, como los productores y exportadores de vinos, quesos y productos farmacéuticos. En una resolución de junio de 2023, Cairot votó en la Asamblea francesa a favor de un acuerdo UE-MCS, al contrario de sus colegas macronistas, fundamentándose en que existe cierto desconocimiento de algunos puntos del acuerdo, como el límite de entrada de carne de vacuno de Sudamérica en Europa, medida destinada a preservar el sector ganadero de la UE. Asume que ello es solo una ilustración de la desconexión entre los temores suscitados y su realidad económica.

La representante advierte, además, que varios países del MCS han expresado interés en concluir un acuerdo de libre comercio con China (11).

Uno de los estudios más completos sobre el efecto de un acuerdo UE-MCS es el de la London School of Economics (LSE), del 2020 a petición de la Comisión Europea. En su proyección más conservadora, estimaba que, gracias al acuerdo, el PIB de la UE crecería hasta 2032 en 10.900 millones de euros (0,1%), mientras que el del MCS aumentaría en 7.400 millones (0,3%).

En la previsión más optimista, el PIB europeo aumentaría en 15.000 millones y el del bloque sudamericano, en 11.400 millones.Tres de los sectores europeos que más se beneficiarían del acuerdo serían el de maquinaria, que podría incrementar sus ventas entre un 78% y un 100%; el de textiles y prendas de vestir (entre 311% y 424%); y el de los lácteos (del 91% al 121%) (12).

Según el estudio, el bloque sudamericano se beneficiaría especialmente de la exportación de carne vacuna a Europa, que aumentaría entre un 30% y un 64%.

Referencias

1- Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea

2- En diciembre del 2019 la UE presentó una nueva estrategia de crecimiento denominada "El Pacto Verde Europeo", relacionada con su transformación económica, pero cumpliendo fuertes objetivos de disminución de impacto ambiental y conservación de la biodiversidad, proponiendo disminuir a la mitad la generación de gases con efecto invernadero hasta el 2030, separar el crecimiento económico del uso de recursos y ser ambientalmente neutra en el 2050. Uno de los capítulos está específicamente relacionado al sector agropecuario, y al concepto "de la granja a la mesa" (Farm to Fork), donde se propone un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente, en el que los alimentos europeos deberán ser la norma mundial en términos de sustentabilidad.

3- El 27 de enero de 2024.

4- El que esto escribe fue testigo presencial de no menos de tres oportunidades en que esa firma era “inminente”.

5- Según el vicepresidente del Sector Privado del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Jorge Arbache.

6- Sin embargo, las partes confiaban en resolver favorablemente los temas pendientes, al punto que se especulaba en firmar el acuerdo el 15 de febrero o incluso durante la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio prevista para el 24 de febrero en Abu Dabi.

7- Argentina y Brasil se encuentran entre los países con más reservas de litio del mundo.

8- El gigante asiático es, de hecho, el principal socio comercial tanto de Brasil como de Argentina. Y a su vez, China se posiciona como una alternativa para los países del Mercosur, valorando las inversiones y sin regulaciones tan estrictas " como las europeas, explica Efe Krpata.

9- En su plan Global Gateway.

10- “Alemania quiere diversificación, mientras que Francia defiende la reindustrialización y la soberanía agrícola europea”, explican los especialistas.

11- Por ejemplo, Uruguay, aunque Brasil también ha indicado que no se oponía a esta eventualidad”.

12- El último sector se vería impulsado por el reconocimiento de las denominaciones de origen de los quesos europeos en el MCS.

Fuentes: Instituto Francés de Relaciones Internacionales, London School of Economics (LSE), actas y notas del Parlamento Europeo y de la Comisión Europa, publicaciones varias.