Entrevista a Ignacio Bartesagui, un referente. Consultor especializado en comercio internacional, integración económica y profesor titular y director del Instituto de Negocios Internacionales en la Universidad Católica de Uruguay
Megatrade: Resulta inevitable hacer un análisis de cómo ve el contexto de las relaciones internacionales, especialmente en el ámbito del comercio, sus efectos y cómo se posiciona la región ante estas movidas que inició Trump y las respuestas. Muchos expertos ya no pueden hacer prospectiva ante un ambiente tan impredecible…
Ignacio Bartesaghi: Estamos viviendo una situación muy compleja como para poder proyectar. Un Trump con una política muy errática, pero definitivamente, la guerra arancelaria global lanzada por su gobierno está muy por encima de lo que hubiéramos proyectado. Esto más allá de que sabíamos que la segunda administración de Trump iba a ser más disruptiva, pero no tanto. Coincidiendo con algunos expertos, no imaginamos que iba a golpear como golpeó con una guerra comercial declarada prácticamente a todo el mundo y menos como lo hizo con sus socios estratégicos. Meterse con países como Japón, Corea del Sur, India, es muy llamativo; pero desde la lógica de Trump está justificado en relación a su política interna y que no tiene nada que ver con una viabilidad económica en cuanto a las medidas que está aplicando…

M: Incluso los números que maneja no están muy validados…
I.B.: Por ejemplo, considera la balanza comercial solo en bienes, no en servicios y en algunos casos los cálculos no coinciden con los de los países afectados, e incluso pega en economías con las cuales EE.UU. no tiene ni siquiera relación comercial.
M: Ahora viene de un primer éxito político en el conflicto en Medio Oriente…
I.B.: Si pero con el conflicto Rusia-Ucrania no le ha ido bien, con su política con China tampoco.
M: Una pregunta clave de difícil respuesta es si este movimiento comercial de EE.UU. va más allá de Trump….
I.B.: Considero que va más allá. Desde hace tiempo atrás Estados Unidos está queriendo golpear el multilateralismo. Esto viene desde Obama, Trump tiene su estilo, sus particularidades, su visión quizá más dirigida a un segmento de sus votantes que reciben más el mensaje que los analistas técnicos, y que necesitan un presidente que transmita poder y esas señales que está llevando las cosas adelante. Y allí Estados Unidos le da la espalda al multilateralismo, que es lo más grave. La gran pregunta es cómo seguimos después de Trump. Eso es muy difícil de de proyectar y genera más incertidumbre.
Pero aún más, Trump le agrega algo y que, ya viene de antes, que también me preocupa mucho: a diferencia de Obama o Biden; en cierta forma Trump rompe sus lazos de confianza con Occidente. Por ejemplo, lo que hemos visto de Trump en política internacional vinculado con la Unión Europea no se ha visto desde la Segunda Guerra Mundial. Y eso es gravísimo.
Como decía antes, también me parece grave su alejamiento y sus posicionamientos con Japón, con Corea y sus inexplicables diferencias con India, - aunque parece cambiar un poco ahora-cuando necesita a este país como un balance casi natural en su puja por el liderazgo con China. India que incluso había tomado en su momento decisiones contra China, pero las movidas de Trump ahora la vuelven a acercar, algo que quedó muy claro en una reunión de la organización de cooperación de Shanghai.
Por un lado, Trump quiere generar su propia marca y para hacerlo no puede desviarse del mensaje para su población interna y eso lo hace de forma errática, desordenada, poco técnica y que además no tiene ninguna relación histórica con la política internacional de Estados Unidos, ya sea de republicanos o demócratas. Creo que el único rumbo es responder a este segmento de la población de Estados Unidos que hace que el "trumpismo" se haya desarrollado políticamente. Hablo de "trumpismo", que no es el partido Republicano. Es un nuevo partido. Muchos republicanos no pueden estar de acuerdo con lo que está llevando adelante Trump en su política internacional.
M: La reacción interna en EE.UU. y externa parece perpleja…
I.B.: Todo este contexto se da en paralelo a un mundo que está en cambio, lo que se llama el "cambio de época" y donde las economías emergentes piden su lugar y es un caldo de cultivo brutal. En definitiva, todo esto tiene que ver con una decadencia de Occidente que viene persistiendo desde la caída de las Torres Gemelas en adelante.
Por un lado, hay un debilitamiento institucional muy serio en Estados Unidos, con diferencias políticas muy importantes, con una pérdida de poder relativo a nivel internacional y que pega manotazos de ahogado para evitar perder esa situación de relevancia y eso lo lleva a forzar muchas de las cosas que está forzando Trump. En su discurso en Naciones Unidas golpeó muy fuerte a la Organización y en este contexto, como dije, es muy complicado proyectar qué es lo que se puede venir. Aunque más allá de discutir si este esquema va a continuar con demócratas o republicanos, a nivel de ciencia política, hay que analizar si el trumpismo va a tener cabida.
M: Pero estos modelos que discuten un poco el político tradicional, se da en distintos puntos de Occidente….
I.B.: En cierta forma, hay crisis de los modelos democráticos, con un cansancio social generalizado por los temas que no hemos podido resolver y que son los aspectos básicos del desarrollo: la corrupción. En particular en América Latina, que está atravesando una de las peores crisis de su historia. Y de esto se habla poco. Los desafíos no sólo están en Estados Unidos; también se refleja en Europa, los desafíos migratorios, la aparición de la extrema derecha y la política tradicional no se fija en eso, no tiene autocrítica y está en los beneficios y el establishment. El político está en una rosca de la cual no sale y Trump refleja un poco lo que le pasa a occidente.
M: Desde Occidente se critica el modelo político chino….que tiene otra cultura…
I.B.: En mi último viaje por China, vi que el consumo no se detiene, aunque desde Occidente se habla de la crisis China, pero sigue creciendo a más de 5%, construye, tiene escala, mientras aquí hablamos de las libertades de Occidente frente a los regímenes autoritarios, no parecen estar muy tristes los chinos por las calles de Beijing…

China no entiende la democracia de Occidente, no le interesa entenderla, pero desde Occidente acusamos con el dedo…Una cosa es acusar a Venezuela que era democrática, pero dejó de serlo y ahora se transformó en una dictadura. Eso es plenamente criticable. Ahora, andar diciendo que China no es una democracia. ¿Y cuándo fue una democracia?. Pensar en esos términos es una tontería. Tiene otro régimen político.
M: Vuelvo al tema del “nuevo sistema de comercio”, cómo reaccionan los bloques y países…
I.B.: Los países reaccionan desordenadamente, cada uno con su forma, porque en conjunto es imposible cuando enfrente está la primera potencia a nivel mundial. Y allí aparece el pragmatismo. Algunos pueden criticar a Trump como Brasil, que es una potencia regional de alcance global, gran exportador de alimentos, con socios globales -China, Rusia, India, los BRICS- hace su juego con cierta capacidad para defenderse y de alguna manera el enfrentamiento con Trump le sirve para posicionarse como el defensor del multilateralismo, para acercarse a Europa.
En general América Latina está callada cuando debiera tener un papel mucho mayor en esto, sin caer en la crítica a Trump, pero esbozar la importancia del multilateralismo, del libre comercio, de la paz, de la resolución pacífica de las controversias. Todos estos conceptos son los que debemos estar repitiendo porque además es lo que supuestamente también quiere EE.UU.; lo que sucede es que las formas de llegar a esos objetivos por parte de Trump son totalmente distintas respecto a las que estábamos discutiendo desde la posguerra en adelante.
Pero ante la incertidumbre, me parece que la forma de responder es con pragmatismo. Más allá de defender los pilares multilaterales, hay que ser pragmático y reconocer que hubo demoras en la reforma de los organismos internacionales y nuestros países son parte de la discusión. Si EE.UU. hace rato que viene menospreciando el multilateralismo, también hay que pensar qué se hizo desde el otro lado, qué se hizo en el Mercosur?.
M: De alguna manera Brasil tiene que ser líder en la región para trabajar en conjunto?.
I.B.: Sucede que Brasil en general y Lula en particular, siempre se cortó solo. Brasil nunca transmitió una visión de confianza hacia el resto de los países de la región y de querer asumir los costos del liderazgo. Entonces, ese problema lo tiene con Argentina, con Colombia, con Perú. Brasil no lidera América del Sur y es insólito que no lo haga. Ese es un error de la política exterior de Brasil, que quiere jugar en las grandes ligas antes de ser líder en la liga regional. Quiso pasar de la liga C a la A, sin pasar por la B, apuntando a dialogar con los grandes jugadores y no representando de forma f idedigna o legítima y defendiendo al resto de América del Sur.
M: Parece difícil encarar un cambio pensado en el entramado de las organizaciones multilaterales con los líderes que hay a nivel global…
I.B.: Es que todo esto se da en un contexto donde no hay líderes y no hay estrategia. Para enfrentar una tormenta como la que nos estamos enfrentando, se necesita un líder que marque algunos consensos básicos en América Latina y que se respeten, y plantee por ejemplo, qué es lo que se quiere hacer con la OMC. EE.UU. hace rato que viene planteando la necesidad de reformas de la OMC y en algunos puntos tiene razón, pero en parte la Unión Europea miró para otro lado y se paró en la rigidez de no cambiar nada de un sistema que quiso proyectar a partir de su éxito integrador y el milagro de haber cambiado una situación trágica. Pero eso lo quiso proyectar a la OMC con una justicia sobre exagerada, y donde EE.UU. ha venido reclamando y donde finalmente pateó el tablero. Ahora es cuando se necesita mucha mesura, mucha diplomacia, mucha estrategia, mucha institucionalidad, mucho líder, todo eso es lo que no tenés. Por eso es muy difícil proyectar en qué vamos a terminar.
Desde aquí hay que ir armando alianzas con muchos otros países para generar escala y dimensión, saber qué vas a defender, con qué patrimonio histórico te vas a quedar y qué reformar para que el sistema no implosione y termine en algo mucho más grave. Además, el problema es querer enfrentar una agenda del siglo XXI con lógicas del siglo XX y eso en algún momento tiene que cambiar y es lo que está demandando la sociedad. Si esta piensa mal de los organismos internacionales, hay que hacer que aquello que en algún momento se creó sea útil a la sociedad y explicarlo. Ha habido una enorme desconexión entre los partidos políticos y los organismos internacionales, con la sociedad. Entonces, cómo defender el Mercosur si hay que estar horas y horas en una frontera para cruzar entre un país del bloque y otro. Así el día que alguien habla de la “reforma” del Mercosur, que piensa la gente?. Todo negativo.
M: Entonces, todo queda paralizado….
I.B.: Pero no tiene que ser así. Los organismos internacionales juegan un rol. Hasta incluso el Mercosur, que debe modernizarse y flexibilizarse, - o como quiera llamarse- juega un rol. Los procesos de integración tienen que estar con reglas de juego que se adapten al cambio, ser más flexibles y quizá tendrán otra lógica. Por ejemplo, en la OMC ya no se puede hablar de “rondas”, cómo se llega a acuerdos entre más de 160 miembros, es lógico que se den acuerdos parciales, plurilaterales, terminar con la lógica de negociaciones largas, e ir a conferencias ministeriales como órgano permanente para allí sellar acuerdos y después se van sumando quienes quieran hacerlo. Defender aquellos pilares con un amplio conjunto de países que estén de acuerdo y saber qué otros pilares se van a ceder. Por ejemplo, cómo redefinir el sistema de solución de diferencias de la OMC o el órgano de apelaciones. Era obvio que el país más fuerte en algún momento iba a patear el tablero. Pero para mí no es todo hacer borrón y cuenta nueva, sino actualizar los formatos que se crearon en la postguerra. Tienen que darse las discusiones en Naciones Unidas. Es inviable seguir con un Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con los miembros permanentes actuales. Es inviable tener una UN con el funcionamiento actual con la gran cantidad de organismos especializados con funciones superpuestas. Me parece bien que se revise. Más aún en un mundo en cambio, con economías emergentes que aparecen, con nuevos actores, como los no estatales que ya están presentes. Pero no imagino otra forma de de relacionarse que el respeto del derecho internacional basado en premisas y en principios básicos y analizar cómo se hacen los cambios.
M: Y respecto al Mercosur?..
I.B.: Lo mismo entiendo respecto al Mercosur, que debería ir hacia la ASEAN. Pero cuando queremos ir juntos con acuerdo y separados cuando tenemos diferencias. No somos un solo país ni un mercado común, y no queremos serlo. Ahora bien, hay una dificultad para sentarnos a discutir estos temas que hace que esperemos que el edificio se termine de caer antes de encarar las reformas. Creo que la rigidez de los organismos internacionales y de los procesos de integración es lo que ha generado las crisis que llevan a que no haya vuelta atrás. De todos modos, entiendo que estamos a tiempo de revisar todo frente a este cambio de época, darle lugar a los que tienen que llegar, incorporar temas, flexibilidades, siempre basados en reglas para evitar que esto sea tierra de nadie y sigan las movidas que llevan a conflictos.
M: Cómo ve lo que muchos presentan como un conf licto cada vez más fuerte entre EE.UU. y China…
I.B.: Si miras en términos históricos, China nunca quiso entrar en peleas. Sin embargo, desde Occidente esta esa visión de la China intervencionista. Ahora no hay duda que una China presente con su estrategia comercial, económica y de inversiones en el mundo y que a través de esa herramienta defiende sus intereses. La franja y la ruta es justamente uno de sus instrumentos que, a las inversiones en infraestructura, le ha sumado el comercio, que se transformó en cooperación en un sentido más amplio. ¿Por qué?. Porque China está dispuesta a jugar un rol, pero no dice que quiere liderar y suprimir a Estados Unidos en el poderío global. Es más, dice: "Soy un país en desarrollo, defiendo a este grupos de países del Sur Global". Pero en el fondo está llevando adelante un proceso de liderazgo global – encabezado por la tecnología militar- y es por eso que genera la reacción de Estados Unidos. China tiene lo más avanzado en tecnología militar, espacial, IA.
M: Cómo ve el impulso del programa de la franja y la ruta.. China parece darle otro perfil ahora..
I.B.: La Franja y la Ruta es central y no sólo con su influencia en el resto de Asia sino con socios de Estados Unidos como Japón, Australia, Nueva Zelanda, con un vínculo a través del RCEP y del comercio muy estrecho y que nadie se anima a romper por pragmatismo. El mismo pragmatismo que la gente tiene para sentarse a negociar con Trump. La diferencia allí es la clave del tiempo. Estados Unidos tiene 300 años de historia, China más de 5000. Es decir que no corre una carrera de 100 mts. con EE.UU., sino una maratón. Xi Jinping ha ido cambiando progresivamente sus posicionamientos, especialmente con la disputa de Taiwán, que es donde Estados Unidos lo quiere golpear y arrinconar y ahí sí es muy peligroso para el sistema internacional.
M: Se acusa a China de querer ganar "ilegalmente" la guerra tecnológica….
I.B.: En Beijing hay una enorme tienda de Iphone, y no se ve a los chinos diciendo que no puede estar allí como sucede con EE.UU. con Huawei. Dime tú quién bloquea la tecnología entonces?. Eso no quiere decir que yo esté de acuerdo con lo que hace China, EE.UU. o Europa. Cada uno tiene sus intereses y cómo no los va a tener China si es una potencia mundial. Se habla de los lazos entre Rusia y China. Son socios estratégicos, pero acaso es decir algo nuevo?. Aunque históricamente tuvieron sus diferencias. Pero no fue China la que fomentó la guerra en Ucrania. No participó directamente. Creo que China junto a India, Pakistán, Rusia son socios que buscar la reforma del sistema internacional. Pero si EE.UU. se para y dice “estas son mis reglas”, y China no tiene una buena relación con Occidente -especialmente con EE.UU.- no tiene incentivo alguno para sentarse a la mesa de negociación, sino todo lo contrario, se la aleja. Esto, justamente, cuando China es clave para terminar con la guerra en Ucrania. Pero a EE.UU. parece interesarle más implementar sus políticas unilaterales sin dar lugar a China como interlocutor válido. Entonces, cuál es el incentivo de China para cortar con Rusia. O porqué India va a cortar con Rusia, si le compra todo el petróleo que puede.
M: Y en todo esto, qué posición puede tomar Latinoamérica o Sudamérica para enfrentar los próximos tiempos…
I.B.: La respuesta es una CELAC funcionando bien; así como los bloques regionales; y planteando posiciones conjuntas respecto a la OMC, a la relación con África, con Medio Oriente. El problema es que América Latina no tiene consensos básicos, ni siquiera respecto a lo que es una dictadura o una democracia para resolver el tema de Venezuela. Es decir, cada uno toma decisiones y esto lleva a más fragmentación que es lo que está caracterizando a las relaciones internacionales actuales. Pero es más, creo que hay países de la región que ni siquiera tienen estrategia. En América Latina estamos en un barco a la deriva en medio de una tormenta de una dimensión que no se ha visto en los últimos 40 a 50 años. Y estamos esperando que la tormenta amaine; bloqueados, temerosos, porque cualquier cosa que se diga puede enfrentarte a uno u a otro en esta lógica de bloques que se ha impuesto. Además, cada país con sus problemas internos y la incapacidad de los gobiernos de abstraerse y enfrentar los dilemas globales con la seriedad del caso y con la capacidad prospectiva que necesitaríamos. Pensar de aquí a 10 o 15 años al menos. Dudo que alguien esté discutiendo seriamente estos temas en la región. Muy preocupante.